No hace mucho, un amigo, David Álvarez nos abrió a fijarnos en otras costumbres de las que habíamos leído muy poco pero que algo conocíamos. Una de ellas es esta de (no sabemos como decirlo) contar los dedos echar las "mariquitas" a volar.
Este insecto se conoce popularmente con distintos nombres (mariquita, Serafín, buxín de Dios, coquín de Dios, papasoles... ) este pequeño insecto que podemos encontrar en el campo, que sin saber porque nos recuerdan a las amapolas que florecen es esta época.
Que esos insectos sean coccinélidos (Coccinellidae) nos importa más bien poco y muchos tenemos el recuerdo de cogerlas en la mano y echarlas a volar. Eso nos enseñaron, pero por el camino, en la generación anterior se perdió algo.
Este gesto agrupaba también una costumbre en la que además se decían unas palabras. El vocabulario, como estas palabras, varían tremendamente de unas localidades a otras y tenemos la suerte de tener una gran variedad de dichos. A nosotros todo esto nos ha traído muchos recuerdos y nos sigue demostrando que las costumbres, las tradiciones, son algo mucho más amplio que las canciones, bailes...
Mucha gente nos ha contado y enseñado como cuando uno se encontraba una, se ponía en la mano en una esquina y así recorría toda la mano por el borde de los dedos "contandolos", cuando al llegar al final de la mano se decían unas palabras. En ese momento arrancaba a volar. No sabemos decirlo mejor, no sabemos explicarlo. Por ejemplo, en Fabero y Berlanga nos han contado que se decía: Serafín, fin, fin, cuéntame los dedos y vete con Dios.
Os dejamos del Centro de Día de Ponferrada una pequeña muestra, de Pilar de San Esteban de Valdueza que nos dijo el siguiente:
Y Concha, la abuela de Denise, una persona de la que también hemos aprendido muchas cosas y que no sabríamos decir de donde es natural, le contó como aprendió ella que se decía a estos pequeños amigos:
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