viernes, 26 de septiembre de 2014

Aproximación a las Danzas Rituales

El siguiente artículo fue escrito para su publicación en la revista cultural La Fuente de la Risa del Club Popular de Turienzo Castañero en Julio de 2013 para su XVII edición. Se trata de un artículo de divulgación que toma distinta bibliografía y aportaciones de nuestro trabajo de campo. Esperamos que os guste

Aproximación a las Danzas Rituales



Definición origen y expansión.

                El término “Danza” hace referencia a un tipo de baile coreográfico organizado en oposición a los bailes de divertimento de carácter popular o tradicional, más espontáneos que han trascendido hasta la actualidad, bien sueltos o agarrados. Las danzas rituales a las que nos referimos entroncan con la propia cultura tradicional pero tienen aspectos diferenciados con el baile popular que posee carácter de relación social y en pareja (principalmente) en oposición a una actividad grupal encuadrada en un rito o ceremonia. De hecho, es habitual esta diferenciación clara entre baile y danza, teniendo el primero (en general) una finalidad de recreo, diversión o cortejo; y teniendo como características principales la danza: el formar parte integrante de un rito concreto, realización en un contexto determinado, la práctica por danzantes de un sexo determinado y suele requerir para su realización un atuendo especial.
Las danzas rituales que encontramos y que están documentadas en nuestra comarca son de carácter religioso, incluso procesional. Aunque existen diferentes teorías sobre sus orígenes está claro que en el S.XII el Papa Urbano IV manda celebrar la fiesta del Corpus y su Octava, siendo esta una fiesta estival y que consiste en la exaltación de dios en la calle.  La iglesia busca un modo de celebrar la fiesta que sea popular y vistoso, con lo que introduce en ella unos elementos generales que luego tendrán sus adaptaciones locales,  siendo participes en las fiestas toda la población incluidos gremios y cofradías, que tendrán un papel especial. Por ello para realzar esta celebración se interpretarán diferentes danzas de carácter gremial o campesino cargadas de simbología que tendrán continuidad hasta la actualidad. Durante los siguientes siglos se irá extendiendo esta fiesta y los ritos que la rodean por toda la Europa Cristiana, siendo posiblemente la primera vez que se celebrará esta fiesta en la Península será en Barcelona en el 1320, apareciendo documentación de su celebración por toda geografía en décadas posteriores. Las danzas, muchas veces de espadas, arcos o palos; no son el único elementos de esta fiesta, se dan también representaciones bíblicas o bélicas, gran abundancia de adornos en las calles, figuras tales como gigantes, cabezudos, representaciones de animales (incluso mitológicos), enanos u otros personajes de carácter más o menos simbólico, o burlesco.
A lo largo del tiempo parte de este tipo de danzas se han ido distanciando de esta fiesta adaptándose a otras festividades  locales, conservando también otros elementos que le son propios. Encontrándonos estas representaciones con un fin diferente o en fechas diferentes a las comentadas.


Las danzas “vivas” en la provincia de León

                Tenemos en la provincia de León (y por toda la península) muchos ejemplos de este tipo de danzas que realizan con continuidad anual o casi anual. Denominamos danzas “vivas” aquellas que se siguen celebrando con carácter continuista manteniendo el contexto original a pesar de que se incorporen en ella elementos novedosos, ya que se conserva el tipo de aprendizaje, desarrollo de ensayos, se celebran anualmente  y tienen todavía el carácter popular y generan un sentimiento de pertenencia a un grupo. Entre otros ejemplos conocidos son los Danzantes de Laguna de Negrillos que danzan al son de la dulzaina, la caja y las castañuelas; lo mismo podemos decir de la danza de Corporales de Cabrera que interpretaba el recientemente fallecido Moisés Liébana con la gaita de fole acompañado por las castañuelas. En maragatería actualmente pese a los muchos ejemplos que se han podido ver hasta el siglo XX no nos queda ningún ejemplo “vivo”. En la capital leonesa se celebra el tributo de las cien doncellas o la danza de pastores de Joarilla de las Matas, están entre las más conocidas. En el Bierzo tenemos cuatro danzas “vivas” en el valle de Fornela directamente emparentadas con las que existen y desaparecieron en los valles limítrofes del suroccidente asturiano, las cuales merecen un estudio más profundo. Aunque existen más sirvan estas como ejemplos.
También algunas agrupaciones de carácter folclórico, como escuelas de música en las que se imparte baile tradicional tienen este tipo de danzas en su repertorio, lo cual sin tener ningún inconveniente trastoca por completo el sistema de aprendizaje, el contexto y la finalidad de estas danzas. También es cierto que a veces la reelaboración de estas danzas no responden a una perspectiva etnográfica y se van perdiendo y modificando clara e incluso intencionadamente los aspectos principales y significativos de estas.
          A lo largo del siglo XX son muchos los ejemplos de desaparición y los investigadores del hecho tradicional hemos recogido múltiples testimonios de ello. Factores como la despoblación rural, el cambio de roles sociales y las modas han influido en este aspecto.

Las danzas en el Bierzo documentación de distintas épocas

                Llegamos al conocer información de estas danzas a través de distintas fuentes. En los siglos anteriores contamos con los archivos locales que han ido desgranando historiadores de la zona en diferentes publicaciones y hemos ido recopilando. También existen textos de carácter costumbrista o descriptivo, como libros de viajes que narran estas representaciones. Y por último la memoria de los portadores a los que entrevistamos que recuerdan o participaron en las mismas.

     Con un orden cronológico encontramos la primera referencia en 1575 donde el Regimiento de la Villa de Cacabelos ordena al gremio de los zapateros el sufragar los gastos de la danza para la realización de una danza. 1582 encontramos otra mención en Ponferrada donde ese año se realizaron un auto y dos danzas, nombrando en 1582 a una gomia. En estas décadas en Ponferrada los gremios ya empiezan a negarse y a buscar alternativas para no tener que participar en la danza directamente.
En 1626 con motivo del Voto de la Inmaculada Concepción en Villafranca del Bierzo, por la mañana hubo toques de campanas, tamboriles y gaitas y ya durante el día, los actos fueron la misa y la procesión desde la iglesia de la Colegiata hasta el convento de la Anunciada. Tras finalizar la misa, al lado derecho de la capilla mayor los niños de la escuela de los Jesuitas de Villafranca hicieron dos danzas en un tablado preparado al efecto. Una de ocho pastorcillos y otra de ocho pastorcillas, se representaron sendos coloquios, mezclados con “varios lazos y mudanzas al son de acordados instrumentos, los pastorcillos hicieron sus paloteados y las serranas pastorcillas sus bailes y cruzados, tejiendo vistosos lazos con unas cintas de diversos colores que pendían de unas andas que llevaban al hombro dos ángeles y dentro de ellas iba sentada una imagen al vivo de la Virgen santísima, de la purísima Concepción, que la representaba un hermosísimo niño”.
En 1632 tenemos la primera referencia al Bierzo alto ya que regidores- comisarios nombrados por el Ayuntamiento de Ponferrada se les mando ir al monasterio de Nuestra Señora de la Peña, donde concurrían gran cantidad de danzas, con el fin de que escogiesen una para que viniese a danzar en las dos procesiones (la del día de Corpus y su octava). También 1654 se contrato en Cubillos a los danzantes de Congosto para que salieran el día de lunes de Corpus en la Procesión del Santísimo Sacramento. Durante el S.XVI y XVII aparecen más contratos principalmente referentes a Ponferrada y Villafranca. Desde 1731 y en el siglo siguiente también aparecen las primeras referencias a las danzas en el Valle de Fornela.

                Desde finales del XVII como durante todo el XVIII se emitirán diferentes órdenes para el cese de este tipo de danzas y otros bailes; aunque posicionamiento por parte de la iglesia principalmente no acabará con este tipo de representaciones que continuaran en el tiempo. También soportaron en 1836 la desaparición de los gremios que sostenían en los ámbitos urbanos estas danzas, ya que sin embargo subsistieron en el mundo rural sustituyendo comúnmente el gremio como entidad por la parroquia y el santísimo por el patrón religioso local.
En 1861 encontramos  dentro del libro “Ensayos en dialecto berciano” diferentes referenciasobre la danza que se bailaba en Paradela del Rio a través de un poema que describe las fiestas de San Roque en Paradela, así como en el Catalogo y significación de las voces del sub dialecto berciano, usadas en este libro: donde define términos como chifra o la Dama diciendo: “En las danzas se llama así a un muchacho que vistan de niña con tonelete blanco.”
En “El Vierzo. Su descripción é Historia. Tradiciones y Leyendas” de Acacio Cáceres Prat (1883) encontramos una descripción del personaje del Claverote en las fiestas de la Encina de Ponferrada. Este personaje y otros similares aparecen en las danzas con un papel burlesco o representación demoniaca o de jefe de la danza lo cual es un rasgo característico de las danzas en León (entendiéndolo como una zona geográfica muy amplia). Otra muestra literaría es “Vocabulario del Bierzo” de Verardo García Rey (1934) donde define diversos aspectos de la danza que se ejecutaba en esa época en Molinaseca como la Dama el Calaverote o el palitroqueo.
 Concha Casado también realizó distintas investigaciones y publicaciones sobre los textos de las representaciones teatrales que acompañaban en la vecina Cabrera algunas danzas a través de los cuales podemos comprender la simbología que envuelve a los danzantes y otros personajes.

También hemos llegado en este siglo y el pasado al testimonio de diferentes danzas como la que nos describió Rosa Abella en Espinareda de Ancares de la cual su padre formó parte y para la cual tocaba el “Tío Vitan” de Tormaleo del cual también enseñó a tocar y las danzas Francisco Rodríguez García de La Viliella (Cangas del Narcea) tamboritero que a su vez toco también en las danzas fornelas hasta su fallecimiento en 1991. Rosa nos comentó que esta danza de la cual no hemos encontrado más rastro o testimonio era ejecuta por jóvenes del pueblo de Espinareda y los de Suertes de Ancares.


Testimonios de las danzas en el bierzo alto

En Bembibre dentro del libro “Como se forjó un ideal. Historia viviente del luchador infatigable  José Castro González” de Maximino Pascual, nos encontramos con otra descripción que se refiere a las fiestas tradicionales llamadas del Cristo, por ser hechas en la festividad del día y delante del Santuario del “Ecce-Homo”, que se celebran del 13 al 17 de Septiembre. Del libro extraemos:

“Había un festejo típico del país que llamaba siempre la atención. Este eral “La danza”, baile y representación de guerra. Estaba formada por diez danzarines, el gracioso, la dama y embajadores del rey cristiano y rey moro.
                Al empezar las fiestas, se personaban los danzarines en casa del cura del pueblo para acompañarle hasta el santuario al son de los tamboriles del país. Los danzarines, al tiempo que la música tamborilera marcaba ciertas notas, daban unos saltos y zapatetas que constituían la admiración e hilaridad de los acompañantes.
                Después, en la explanada del santuario se formaba el baile de la danza. Para ello, Haciendo un corro se agrupaban los diez danzarines con dos palos en la mano cada uno, y a una indicación de la música, se cruzaban los palos, chocándose. A continuación empezaba la polémica de los contendientes. De un lado, el embajador del rey cristiano decía al embajador del rey moro que su rey no quería la guerra y que tuviera a buen recaudo no fomentarla. De otro lado, la dama también intercedía y el gracioso hacía mofa y escarnio del embajador moro. Llevando en un palo clavado un erizo, del que se valía también para llevar de las cestas de fruta del mercado alguna manzana o pera, en tono de broma, prosiguiendo seguidamente el baile abierto, con sus correspondientes saltos y zapatetas.”

Podemos ubicar la descripción en una fecha observando que es una biografía y observando que en el siguiente capítulo el joven Castro en el año 1886 cumple veinte años.
                
           También en el cercano pueblo de Albares de la Ribera encontramos un testimonio que nos llevó a encontrar más datos. La Sr. Petra Inés Fernández Fernández. Nos habló de una danza que existió en el pueblo y en la cual su padre participó de joven. Por esas explicaciones hablada también de una danza masculina tocada con chifla y tamboril con dos tipos de personajes (moros y cristianos, habiendo un rey moro y otro cristiano además del “duende” que portaba una vejiga y tiene un papel similar al Claverote ponferradino) que se representaba (contaba con parte teatral) en la iglesia e incluía un lazo de palos y de espadas. También establece paralelismos con la indumentaria de otras danzas como las bandas que a veces tienen una simbología sobre los personajes.

                Tras esta entrevista empezamos a buscar en revistas locales y encontramos un artículo titulado  “Tradiciones navideñas de Albares” en la revista Albarada nº3 de Enero de 1983, donde describen la danza comentada, tomando informaciones de vecinos de edad ya que solo los muy mayores recordaban algo sobre la danza. Describen los actos y algunos versos de los actos que representaban la víspera de Reyes en la iglesia. El acto estaba custodiado por los “buraqueros” que portaban una cacha con un erizo en la punta (aspecto que podemos ver en otras danzas de la provincia) y en el dialogaban y luchaban soldados moros y cristianos pero teniendo en los textos referencias a Napoleón (no es la única danza que hace referencia a la guerra contra los franceses). En el acto también participaban una dama y el mayordomo, siendo todo transmitido de forma oral. A la finalización del lazo con las espadas vencen los cristianos y pasaba por el medio el buraquero. Todo ello se finalizaba cantando coplas burlescas con lo sucedido en ese año. También describe como por ser un hecho importante, acudían a ver el acto vecinos de otras localidades y que en más poblaciones se celebraban representaciones similares.

                Todos estos datos nos dan una aproximación de la importancia que tenían estas Danzas en esta zona y de cómo estas han ido desapareciendo o evolucionando a lo largo del tiempo, ya que están documentadas fielmente desde hace varios siglos.


Diego Bello Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario