En Junio de 2012 me invitaron a participar en el periodico O Sil de Valdeorras con una pequeña reflexión para un pequeño espacio en el que invitan a participar a músicos que tienen que ver con la zona para hacer una pequeña aportación personal, y esta fue la mía. Espero que os guste.
La música tradicional, ese saco tan grande
Comparto
con muchos otros un amor por la música tradicional, música que ha acompañado a
las generaciones que nos preceden. Tenemos una tremenda suerte al poder llegar
hasta ella de primera mano y poder seguir trasmitiéndola. Entiendo que este puede
ser un estilo duro o lejano, entre otras cosas porque lo hemos dejado
abandonado mucho tiempo. Pero deberíamos conseguir transmitir de ella todos sus
valores y la ilusión y la chispa que tiene dentro, porque es atractiva para
cualquiera y son parte de nuestras raíces. Esta música abarcaba todos los
aspectos de la vida y en todo momento había ocasiones para ella. No era
necesario un instrumento caro, para entretener el trabajo o para la diversión.
Los músicos para algunas ocasiones pero de diario la voz y lo cercano.
Por
ejemplo, nuestros gaiteiros de antes, los buenos, no eran solo alabados por sus
interpretaciones, importaba también la animación, el saber llevar un buen baile
y conseguir que la noche terminara bien. Es difícil saber escoger la mejor
pieza para cada momento, entender todos los entresijos del protocolo, saber
venderse bien y a la vez, tener vista para saber quien lanza una mirada mientras se toca una
pieza. Aquello de ayer viene siendo lo que hoy llamaríamos un artista integral,
pero aunque esos tiempos no volverán y aunque muchas cosas han cambiado tenemos
la responsabilidad de saber estar a la misma altura.
Diego Bello Fernández
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